viernes, 16 de abril de 2010

Un aparato diseñado y construido en Catalunya analizará la salud ósea y muscular de los astronautas de la Estación Internacional

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Los astronautas que pasan largos periodos en el espacio sufren un problema difícil de diagnosticar y erradicar: sus músculos y sus huesos se atrofian porque no tienen que realizar el esfuerzo que en la Tierra les supondría cualquier pequeña actividad. Por ejemplo, debido a la ausencia de gravedad, para desplazarse les basta con apoyar la mano en una pared e impulsarse con un ligero movimiento. El organismo, en definitiva, funciona al ralentí durante las 24 horas del día. Y eso se nota mucho.

Para hacer frente al problema, la empresa NTE-Sener ha construido en su planta de Lliçà d’Amunt, en el Vallès Oriental, un complejísimo aparato que determina el estado de los huesos y la musculación y propone medidas correctoras. La máquina, llamada Mares, estudia el movimiento de 19 articulaciones y músculos –desde el tobillo hasta la muñeca– con velocidad y fuerza variables. Mientras esto sucede, un cerebro informático procesa los resultados.

El aparato podrá usarse en un futuro como tabla de musculación para astronautas, pero por ahora «se empleará sobre todo para análisis de la atrofia muscular y la osteoporosis», precisa Francesc Gallart, director comercial de la empresa.

Mares no es un prototipo, sino una realidad que el Discovery lleva en sus bodegas con destino a la Estación Espacial Internacional (ISS). Aunque el transbordador se acoplará hoy al complejo orbital, a casi 400 kilómetros de altura, la instalación definitiva de Mares se demorará un mes porque ni es fácil de transportar ni de montar (en Tierra pesaba 400 kilos). El aparato, que se colocará en el módulo europeo Columbus, permanecerá 10 años en la ISS. Allí, los científicos programarán experimentos para que los realicen los astronautas.

NTE-Sener, que lleva 16 años en el proyecto Mares, ha construido otras tres máquinas que se emplearán para simulaciones terrestres y entrenamiento en Houston (EEUU), Colonia (Alemania) y Toulouse (Francia). «Sin aparatos de este tipo es impensable que pretendamos ir a Marte», resume Joan Casalta, especialista de NTE-Sener. Un viaje de ida y vuelta duraría un mínimo de dos años.


Font: elperiodico.com